31 de enero de 2014

Mama to Papa Aishiteru Capitulo 10

;w; Waaa! No me gusta! O sea no me gustó mucho el accidente de Ryu, siento que fue mucho drama e-e, pero ya veremos que pasa ;w; Espero que hayan disfrutado..Comenten please esto ya tiene mucho tiempo haciéndosecon la ayuda de YuukiNii! Madre mía! Gracias por ayudarme siempre! Te amito!  También a Aiko-chan que muy amablemente me ayudo escribiendo una parte del lemmon c:cofcofcasitodocofcof y a Gisi :) espero les guste a quiénes aún lo leen
Así que es dedicado para ustedes y para Satommy,  Mabelucome y Yuuki :) éste fic siempre ha sido suyo porque fueron las primeras en animarme a seguirlo
Gracias también a Marianarashi te adoro bebé!


 -------------------------------------------------------------------------------
Capitulo 10

Un hombre que no ha pasado a través del infierno de sus pasiones, no las ha superado nunca. Carl Gustav Jung

 Su cama se sentía vacía. Era estúpido considerando que siempre que Yabu se colaba en su habitación Ryutaro lo rechazaba, pero se sentía extraño, solo. Eran muy pocas las noches que Ryutaro dormía solo- nunca- murmuró mirando las líneas del techo, concentrándose en el blanco color de la pared-nunca- repitió, las únicas ocasiones que dormía solo era cuando Kota estaba de viaje sin él. Su mano inconsciente viajó hacia el lado de la cama que el otro ocupaba pero que ahora estaba vacía. Su brazo cubrió sus ojos sintiéndose más tonto por extrañar al mayor. Dio vueltas en la cama intentando dormir y olvidarse de lo que ocupaba sus pensamientos, su cabeza se estrelló contra la mesita de noche junto a su cama tirando en el proceso un vaso con agua que solo rodó sin astillarse al caer, la lámpara se movió un poco pero no había daño más que el agua que mojaba el piso. Su vista viajó hacia la pequeña caja envuelta con un papel de color azul metálico, era el regalo que Daiki le había dado y no había abierto por falta de tiempo. La curiosidad vino terriblemente hacia él desgarrando el papel para poder abrir la caja, moviendo la tapa a un lado para toparse con una tela negra, cuidadosamente doblada, sus dedos acariciaron el suave y frío cuero del traje, un pequeño bóxer de cuero y tirantes del mismo material estaban dentro. -maldito pervertido- rió por lo bajo Ryutaro.
...un regalo como este era exacto lo que podría esperar de Daiki, otra pequeña caja estaba dentro con un sello de garantía brillando en sus bordes y sus mejillas se colorearon al tener el conocimiento de lo que había dentro de ella. Mordiendo sus labios cedió a su curiosidad despojando su cuerpo de los flojos bóxer que usaba para dormir, luchando en la cama por hacerlo. Se puso de pie, maldiciendo cuando sus pies se empaparon por con el agua del vaso que rodó por el suelo. Suspiró cuando sus piernas se deslizaron dentro del oscuro traje, el suave cuero se pegaba a él como una segunda piel, fijó los tirantes a su lugar, sus pezones quedaban cubiertos con estos. El nunca había usado una prenda como esa, inseguro tomó la otra caja rompiendo el sello y mirando su contenido, tragó saliva al saber que lo usaría. Sobre la caja un post-it  amarillo estaba pegado

"¿Qué sería de la vida, si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?" Vincent Van Gogh
Al diablo con eso, ¡él iba a ceder! Buscó dentro de un cajón suspirando pesadamente, sujetando con fuerza la botella de lubricante... definitivamente iba a ceder.
Una vez dentro de la habitación, soltó un suave pero audible sonido, intentando así llamar la atención del castaño bajo las cobijas, quien dé su parte solo recibió una leve removida sobre su cama.
-Oye ¿estás dormido? Preguntó aquello mientras que se encaminaba a su cama, con ambas manos detrás de su cuerpo, jugueteando con aquella botellita de lubricante entre sus dedos.

Mentiría si dijera que no estaba nervioso, pero también ansioso, deseoso de que todo aquello se consumara en ese mismo momento, pero debía guardar la calma si no quería quedar como un hambriento ante los bellos ojos del más grande. -Hey hazme caso Aquello lo demandó con su usual tono autoritario, pero al notar que esto no hacia efecto, optó por acercarse un poco más hasta llegar a un punto en donde estuviera recostado contra su cuerpo, mientras que una de sus manos viajaba hacia su cabello, cepillando un poco de este a medida en que se acurrucaba a su cuerpo.

Yabu, quien aparentaba el estar dormido, comenzó a sobre exaltarse por las acciones del pelinegro, y es que todo eso era sumamente extraño, Ryutaro no solía ser así, sin duda algo estaba ocurriendo dentro de él. Y hubiera seguido sumido en sus pensamientos, de no ser que sintió como aquel chico se abrazaba a él -¿Ry-Ryutaro? Su nombre escapó de entre sus labios al momento en que giró sobre la cama, encarando al menor, quien solo lo miraba con los ojos perdidos en anhelo, algo que extraño al castaño. Pero ¿para que preguntar si es mejor aprovecharse?, así que sin preguntar, llevó su brazo derecho a rodear la cintura de este y así abrazarlo a su pecho, dejando que sus labios se curvaran para formar una suave sonrisa.

-Kota -Musitó aquel bendito nombre cuando su frente chocó delicadamente contra la contraria, ganándose así una mirada asombrada por parte del mayor, y es que nunca le había llamado por su nombre, siempre era Yabu esto, Yabu aquello pero nunca había tenido el placer de escuchar su nombre de tan dulce voz. Su mirada seguía absorta por los ojos del menor, para así deslizarla a sus delgados y rosados labios,  y de ahí un poco más abajo, a notar la camisa que este usaba.
-Ryutaro ¿es esa mi camisa?

Ante aquella pregunta, Morimoto solo alcanzó a sonrojarse notoriamente, desviando su mirada hacia un punto perdido dentro de la habitación. Obvio no iba a contestar aquello, no podría contestar a algo que la respuesta no era del todo noble, eso arruinaría una faceta de él; aun así buscaba que contestar, haciendo que sus labios se separaran al intentar hablar.
Pero lo que Yabu menos quería en esos momentos era una contestación, así que con el brazo que lo rodeaba se encargó de apretarlo cariñosamente contra su cuerpo, ensanchando aún más la sonrisa entre sus labios mientras que comenzaba con un juego entre sus narices, para que antes de que Morimoto dijera algo, su boca ya se encontraba unida con la del más grande, en un suave beso que más bien solo parecía una unión de labios.

-Ko ta Volvió a llamarlo una vez que decidieron, por fin, moverse en el beso, causando un revoltijo dentro del cuerpo del castaño, revoltijo que solo podía calmarse de una simple manera, pero dejaría que esto se quedara en manos del señor tiempo.

Por otro lado, Ryutaro, sentía que todo iba de acuerdo a lo que quería, ya que la manera en la que habían avanzaba su beso era perfecto, más aun cuando sintió que Kota comenzaba con un suave movimiento a sus labios y un apretón a su cintura, sacándole un pequeño pero audible pujido, lo cual causo que el pelinegro resbalara sus manos por el pecho de este hasta lograr abrazarse completamente a su cuerpo, enredando también sus piernas con las del más grande.

A Morimoto le costaba admitirlo, era odioso el siquiera pensar en que lo quería en demasía, pero el simple hecho de sentirse sometido por él, el sentir sus dedos resbalarse por su espalda o sus labios degustar los propios, lo hacían pensar que no había mejor momento que este, hasta que sintió como su cuerpo fue acomodado con facilidad, quedando ahora con el mayor sobre él y ahí fue en donde pensó que sin duda, no había nada mejor que esto.
Mientras tanto, ahora Yabu se dedicaba a acariciar los costados del menor debajo,  al mismo tiempo en que ya su boca se movía con más agilidad y de lado a lado contra la otra, succionando y mordiendo del labio inferior de este. Ahora una de sus manos resbaló por el costado del otro chico, llegando hasta un lado de su trasero, el cual acarició con levedad, pero esa ternura de sus caricias cambiaron bruscamente al sentir el cuero que conformaba el bóxer que vestía, haciendo que las yemas de sus dedos se hundieran en la piel y así arrastrarlos hacia abajo, llegando a su muslo, para así acariciarlo y apretarlo a su antojo  a medida en que sus besos ahora eran algo húmedo y salvaje, en donde su lengua llevaba el control del asunto, y Ryutaro únicamente se dejaba mandar por él, dándoselo a entender cuando ahora jadeaba dentro del beso y sus manos se enganchaban a su espalda.
Sus manos inquietas y necesitadas de piel viajaron dentro de los boxers,  sus labios no se despegaban de los de su compañero, su índice serpenteó por la línea de los glúteos de Morimoto separando los globos y un jadeo salió de la boca de ambos cuando los dedos de Yabu se toparon con algo sólido al intentar entrar en la cavidad del.chico. - Ryu? -no sabia lo qué esperaba de respuesta del chico debajo él, Ryutaro tenía los ojos cerrados, su cabello despeinado se.abría sobre la almohada, sus hinchados labios estaban abiertos y un gemido salió de ellos cuando Yabu empujó el tapón anal hacia afuera y luego hacia adentro. Intentó remover de lugar el juguete pero la ropa no le dejaba, los tirantes la tenían sujeta a su lugar, besó los hombros del menor sintiendo como se estremeció por el toque, dejó otro beso en el cuello obteniendo la misma reacción. Ryutaro estaba muy sensible a sus caricias. Siguió besando la piel descubierta, mordisqueando aquí y por allá, una de sus manos seguía moviendo lentamente el tapón enterrado dentro del pelinegro mientras la otra jugaba con el pecho del chico, presionando y luego apretando entre sus dedos un rosado pezón
-Ko-kota- Morimoto soltó un sollozo y sus caderas se sacudieron hacia arriba apreciando la estimulación a su cuerpo, estaba apunto de explotar, sus ojos se cerraban cada vez mas y unas cuantas lágrimas rodaban por su mejilla por el placer que lo abrasaba. Los delgados tirantes fueron arrastrados hacia abajo al igual que la pequeña prenda  de cuero negro. Ryutaro estaba desnudo debajo del cuerpo de Yabu, ambos se miraron, una larga y silenciosa mirada que transmitía miles de emociones y.sentimientos que alguna vez callaron, Morimoto tomó ambos lados de la cara de Yabu acercando sus rostros para un beso, la tensión drenandose de ellos. El corazón de Ryutaro golpeaba fuertemente en su pecho, lo que sentía no era miedo, era un tipo de emoción, el dejar que su cuerpo y su alma fueran expuestos y tocados libremente por Kota Kotael nunca le llamaba así, pero su lengua se sentía ligera cada que pronunciaba aquel nombre. Su cuerpo se sentía caliente y ligero, temblaba de ansias por el contacto. Sus ojos se movían de un lado para otro, sus párpados cerrados sin presión, los labios de Kota se deslizaban por sus caderas, y un largo suspiro salió de sus labios al sentir la cálida boca del mayor tomar su erección. Sus caderas se sacudieron por el estremecimiento mientras Yabu lo tomaba mas profundo y con mas presión dentro de su boca. Justo cuando sentía un cosquilleo viajar por su cuerpo indicando su culminación los labios de su amante se separaron de su cuerpo. Sus párpados aletearon al abrirse y un sonrojo cubrió su cuerpo al notar la desnudez de Yabu, no estaba seguro en qué momento su compañero se había deshecho de la ropa, pero vaya si no disfrutaba la vista.
-Ryutaro- los labios del mayor apenas se separaron para pronunciar aquel nombre del cual el simple sonido calentaba su cuerpo llevándolo casi al éxtasis- Tócame Ryutaro- las manos del pelinegro fueron guiadas a la cintura del mayor y el chico no dudo en comenzar el movimiento, atrapando la erección del castaño entre sus manos y aprentando con más fuerza al sentir el juguete salir de su cuerpo para darle la bienvenida a los largos dedos de Yabu dentro de su cavidad. Aflojando el agarre Morimoto colocó sus manos a los costados de su cabeza, apretando sus puños; lis nervios lo recorrían, había algo mas que un sentimiento o la sensación al tocarse, la intimidad entre ellos era casi inexistente, cómo confesar sus miedos, el temor de ser lastimado de nuevo, esa sensación de molestia e incomodidad al escuchar a otras personas hablar a sus espaldas, eran tantas cosas.
- Espera- la palabra salió casi como un ruego, su voz sonó alarmada- espera! -una mano apretó el antebrazo de Yabu que se acomodaba entre las piernas del pelinegro, el toque lo hizo consciente de la orden. Ryutaro volvió la cara a un lado, en la punta de la lengua estaba un "detente" pero la mano cálida en su mejilla lo forzó a mirar al frente, su mirada se encontró con la del mayor
"Tengo miedo"
"Lo sé, confía en mí"
Un ruego silencioso entre ambos.  -Te quiero- salió de los labios de ambos al unir sus cuerpos, no era la primera vez, pero se sentía como tal. Sus corazones se unieron, latiendo uno con el otro, respiraciones sincronizadas y sus cuerpos danzaron en éxtasis. Barreras creadas por ellos mismos calleron al mismo tiempo que un largo suspiró indicó el fin del acto. Por primera vez en mucho tiempo ambos durmieron plácidamente, sus cuerpos enredados en un apretado y cálido abrazo, sonrisa adornando sus rostros indicando un nuevo comienzo.
*****
Daiki esperó la llegada de Ryutaro mientras miraba por los pasillos de la tienda, entretenido con todas esas cositas que había para recién nacidos, había prometido acompañarlo a hacer algunas compras que le faltaban para la habitación y después al médico donde sus papás y Kei se reunirían con ellos. Miró esa pequeña camiseta con un dibujo de un pingüino en medio, pero antes de siquiera tomarla alguien pasó descuidadamente detrás suyo, aun cuando el pasillo era lo suficientemente amplio, empujándolo, sosteniéndose de la mesita de madera que tenía en frente, cayendo sobre la ropa, pero cuando miró alrededor buscando al culpable ya no había nadie. Maldijo internamente, refunfuñando palabras que sólo él sabía lo que eran. Minutos después Ryutaro se asomó por el final del pasillo sonriéndole.
-Sabía que podía encontrarte aquí le alborotó el cabello, mientras Daiki solo se encogía de hombros y sobaba su voluminoso vientre.
- Estás muy feliz,  Ryu~ ¿Pasó algo interesante ayer?
- De hecho lo hizo Ryutaro se mostró una sonrisa de lado dejando a Daiki con la respuesta, sin tener que decirla.

****
Un ligero malestar llegó a el antes de levantarse para ir al baño a devolver la ligera cena que había tomado.  Se lavó la cara y regresó a la habitación, sentándose en la cama, mirando la espalda de Kei que estaba dormido. Recostándose de nuevo trató de ignorar su malestar y volver a dormir, quizá no debió haber comido tanto o al contrario, debió haber comido mas. Sentía una opresión en el estómago pero se forzó a si mismo a ignorarlo, total solo era algo pasajero.
El sutil beso de despedida en su frente le despertó, abriendo los ojos justo cuando la puerta era cerrada. Miró la hora, era temprano para levantarse pero de igual manera lo hizo. Para cuando bajó Kei ya no estaba, el último en salir era su padre que le despidió con un beso en la frente.

-Es temprano, ve a dormir le dijo antes de salir. Otra vez solo.

Haciendo un puchero se sentó en el sofá, no había nada que hacer más que estar todo el día en casa, no tenía ánimos para salir, se sentía extraño, como si le oprimieran el estómago. Tocó su barriga y algo no estaba bien. Se preguntó un mil de cosas del porque estaba dura, quiso llamar a Kei pero el saber que tenía clases le impedía hacerlo, no quería interrumpirlo, sus padres estarían ocupados, además de no querer preocuparlos. Tomó el teléfono a su lado y marcó de memoria el número de Morimoto, para cuando este contestó estaba por entrar a clases.
 No importándole si le reprendían por sus falta, miró como el automóvil de Kota daba vuelta para tomar el autobús, Daiki y su bebé se habían convertido en algo especial para él y protegerlos era su tarea. Preocupado y agitado de tanto correr tocó la puerta insistentemente,  para cuando iba a tocar el timbre la puerta se abrió dejándole ver a un Daiki en pijama, pantalón blanco camisa holgada tirando a bata y el cabello alborotado recogido en una coleta en la frente
-Pasa- se apartó un poco para dejar entrar al menor
-Estas pálido, ¿qué te pasa?-
- Ryu~~ -gimoteó- duele~ -dijo haciendo un puchero con los labios, tirándose de nuevo al sofá.
-¿Dónde duele? -Ryutaro no era un médico, pero estaba rodeado de parteras en el clan, sabía algo por los chismes de las viejas.
-Aquí -señaló una parte de su vientre bajo- he vomitado tres veces -el menor comenzó a tocarle la zona, descubriendo la textura de esta y su dureza en exceso.
-Será mejor que te revisen, si quieres -pero el celular en su bolsillo comenzó a sonar interrumpiéndolos.
-¿Si? Sus cejas se fruncieron al escuchar su voz- En casa de un amigo no quiso decir precisamente donde porque sabía que a Yabu le molestaría, pero la insistencia del chico no le dieron de otra
- Daiki y al pronunciar ese nombre escuchó fuertemente como le gritaban qué demonios hacía ahí, que lo iría a buscar.
- No, no es necesario, ya me voy pero Yabu no quiso escuchar, cortando la llamada. Soltó un suspiro frustrado, ahora tendría que cargar con un Yabu molesto, muy molesto.

-Lo siento, ya sabes cómo es, pero si quieres puedo llevarte al médico-
-Mph, no gracias- sonrió recordando que Kei se ponía de la misma manera
-¿Te duele mucho?, ¿el bebé se mueve demasiado? -preguntó curioso, siempre al pendiente del estado del bebé.
-No, no se ha movido para nada desde ayer -triste comentó al no recordar reacción de su pequeño, Ryutaro se agachó frente de él.
-Hola pequeño bebé, soy el tío Ryutaro -Daiki abrió los ojos sorprendido, nunca se lo imaginó en esa situación -¿Qué pasa? ¿Por qué no te mueves? Sabes, estas preocupando a papá- comenzó a sobarle a la barriga, pero nada.
-Ryutaro- asustado le llamó
-¿Te caíste o algo así?-
Daiki iba a negar cuando sintió un pequeño golpeteó en el vientre bajo, su rostro se iluminó ¡su bebé se movía!, aun cuando sintiera cólicos su prioridad era el movimiento del bebé aunque era un movimiento raro.

-tengo que irme- dijo el menor entre dientes al escuchar el claxon del automóvil

"que rápido podía ser el señor Yabu en ocasiones"

-creo que debes ir al doctor, de todas formas-
-pero se ha movido- insistió
-nada de peros, Hanabi te pide a gritos atención-
-¿Hanabi?- le miró extrañado mientras lo veía tomar sus cosas, nadie sabía cuál era el sexo del bebé, pero Ryutaro insistía en que era una niña, siempre llamándole Hanabi
-Nos vemos Daiki, cuida a Hana-Chan- un beso en su frente, se volvía una costumbre que la gente lo hiciera, el claxon sonaba cada vez más fuerte y un grito diciendo su nombre lo hicieron sacar un bufido
-ahora si me voy, cuídate- salió sonriente de la casa, la idea de tener al bebé de Daiki en sus brazos le emocionaba, tanto que no le importó subir al auto en el asiento del copiloto.
 -puedo saber que hacías aquí, deberías estar en clase-
-usted en el trabajo ¿Qué no tiene nada mejor que hacer que cuidarme?- solo recibió una mala mirada por parte del alto e ignoró todo el sermón de  lo importante que era la escuela y mas excusas absurdas, simples indirectas de que no debería juntarse más con Daiki.

***************
La ira carcomía su ser, su mente se llenaba con imágenes no muy sanas de Ryutaro y Daiki juntos, después de recoger a Ryutaro de la casa de Daiki no había podido dejar de pensar en la posibilidad de encuentros entre los dos ¿Por que se sentía así? La noche anterior quiso tocar a Ryutaro, repetir lo hecho en días anteriores, pero el menor se rehusaba y una discusión no tardó en llegar mencionando el nombre de Daiki en repetidas ocasiones y la escusa era la misma" Daiki tenía malestar" , la frase se mencionaba aun si la ea era ajena al chico. Y ahora aqui estaba, apretando el volante del auto y encendiendolo mientras veía al causante de sus problemas aproximarse.
*********
Cuando iba a cruzar la calle su celular sonó, sacándolo del bolsito para contestar, asegurándose con la vista que podía cruzar. No muy lejos de él Ryutaro caminaba descuidadamente hasta que se topó con su figura de espaldas, sonrió caminando a paso no muy rápido ya que Daiki caminaba realmente lento mientras hablaba feliz seguramente con Kei, pero a diferencia de él Kota al verle cruzar la calle un inminente y alocado deseo se apoderó de él, encendiendo el auto.

-¡Daiki! le llamó pero el chico pareció no escucharlo, el fuerte sonido de un motor llamó su atención, cuando vio que era Yabu sonrió pero al notar que parecía no disminuir la velocidad miró el semáforo, seguía en verde, pero la idea del por qué llegó tan rápido que para cuando se dio cuenta de las cosas ya estaba a espaldas de Daiki, agitado y muy arrepentido de lo que haría, pero era lo mejor. Lo empujó fuertemente para quitarlo del camino y en segundos el fuerte impacto del auto dio contra su cuerpo, gritos y vidrios chocando y rompiéndose era lo único que llegaba a los oídos de Morimoto que poco a poco iban apagándose.

Desesperadamente miró al cuerpo que estaba tumbado en el suelo, aproximándose a él gateando

-¡Ryutaro!-
-estas sangrando- Daiki tenía los ojos llenos del lagrimas- Daiki, tus manos sangran-
Los autos se detuvieron y Kota jadeante se acercó al cuerpo apartando al pequeño que lloraba pidiendo a gritos una ambulancia.
-Ryu, Ryu, háblame, Ryutaro- Yabu estaba en shock, sus lagrimas estaban cayendo a mares, sus manos temblaban el aire le faltaba, mirando la cara de Morimoto raspada, sucia, con dos líneas que marcaban las lagrimas que inconcientemente eran derramadas, no sentía su cuerpo, estaba totalmente entumecido, veía a Kota llorar,
¿Por que lloraba, si él lo había ocasionado? ¿Por que fue el, verdad? ¿Acaso quería matar a Daiki?
Sonrió al pensar en lo celoso que el mayor era, formando una mueca, intentando mantenerse despierto, pero su cuerpo se rendía, el dolor comenzaba a llegar y podía sentir partes de su cuerpo mojadas por la sangre, miró a un lado viendo como los paramédicos trataban de calmar a Daiki que se sujetaba la barriga pidiendo que lo ayudaran- Qué el bebé esté bien por favor- fue su primer pensamiento. Yabu se había abrazado a su cuerpo sujetándolo firmemente, Ryutaro lo besó con sumo esfuerzo, esperando poder despertar para decirle que no fue su culpa, cediendo cansadamente a la oscuridad, que el bebé esté bien