22 de agosto de 2014

Prerogative

La mañana comenzó de manera normal, enredados entre sus sábanas, sus cuerpos cercanos, pero no juntos. La cama para ambos pero sus sueños no iban al mismo lugar. Los buenos días al abrir los ojos no existían, el beso mañanero mucho menos, cuando uno abría los ojos el otro ya no estaba.
La mañana comenzó normal, cada uno por su lado, pero hoy era distinto, esta semana le tocaba hacer el desayuno, lo que significaba que cuando Hikaru despertara se encontrarían, Hikaru tenía el mal vicio de despertar tarde, al menos cuando a Keito le tocaba hacer el desayuno. Keito se apresuró a tener listos los alimentos para no toparse con Hikaru pero fue demasiado tarde, escuchó movimiento a su espalda y no quiso virar el rostro para mirar, ¿de qué serviría? Sólo haría que su corazón doliera, que sus ojos se aguaran y podía correr el peligro de decir todo lo que sabía. ¿Para qué? Si al hablar lo perdería, si al decir "basta" sería el final, y Keito no quería que fuese el final, ni hoy ni nunca.
-Huele bien- sus ojos se apretaron tratando de controlar la ansiedad y emoción que recorría su cuerpo al sentir el pecho de Hikaru pegado a su espalda.  Aspiró tratando de impregnar sus pulmones con el intoxicante aroma de Hikaru.
-Gracias- respondió para no ser tan obvio, no podía virar y encargarle, jamás, ese momento nunca llegaría.
- Voy a tener una junta fuera de la ciudad esta semana.  Keito conocía el final de esa historia, la había escuchado miles de veces, y después de que la puerta se cerrara al irse Hikaru,  Keito no podía hacer más que llorar por saber lo que esa junta implicaba.
-Esta bien- fue su única respuesta
-podrás levantarte hasta tarde y no tendrás que hacerme el desayuno, piensa en ello- Hikaru sonrió picando un trozo de fruta, Dios esa sonrisa, Keito amaba esa sonrisa, antes era lo único que iluminaba su día, pero hoy después de admirarla un momento la sonrisa comenzó a molestarle, quería tomar el tocino que explotaba en la sartén y tirarlo directo a esa sonrisa para que desapareciera, esa sonrisa era una burla. Y Keito no dudó en corresponder a la mueca con otra, sonrió de manera ligera, curvando los hombros hacía adelante y arrugando los ojos a los costados, sabía así Hikaru no notaría su enfado.
Estúpido.
- Keito- la sola mención de su nombre le hizo fruncir el ceño.
- ¿Si?- volteó siendo ésta una acción equivocada, Hikaru no perdió la oportunidad para tomar la cara de Keito y darle un beso sintiéndose herido cuando Keito lo alejó. La respiración de Keito era pesada a pesar de que el beso no fue tan intenso, sus fosas nasales se dilataban, sus cejas estaban juntas y sus ojos estaban abiertos por la sorpresa. Hikaru no supo que pensar al ver a Keito tomar su mochila y salir de la casa cerrando la puerta con un sonoro golpe.
-Keito- susurró al verse solo- lo sabes. ..


¿Cuándo te enteraste?

¿Sabes con quién?

¿Por qué no le has dicho?

¿Qué vas a hacer?

¿....cómo te sientes? ....

Cada pregunta era igual de difusa y dolorosa.
Me enteré hace unos meses, revisaba el correo y había un sobre para Hikaru, nunca se lo di, nunca preguntó. Dentro había una postal, un recibo de hotel y una nota: "No llegues tarde" . No llegué tarde, tampoco Hikaru.
Sé con quién, pero lo que me importa saber es ¿Por qué? No me interesa la persona, pero quiero una razón.
Para qué decirle a Hikaru que lo sé todo, presiento que a penas y sé el principio. Para qué decirle a Hikaru, si le importara él no pensaría en engañarme.
No pienso hacer nada que perjudique esta relación, quizá el se canse, o el otro lo haga o al final el que se canse sea yo mismo. Voy a encerrar mi corazón lo mas que pueda, voy a intentar,  en la medida de lo posible, dejarlo pasar.
Te contesto cualquier cosa, pero no cómo me siento, porque justo ahora no siento mas que ganas de morir.

-Keito- escucho una voz mientras mi cabello es acicalado por unos largos dedos, el masaje me relaja,  pero mi corazón aún duele, al fin me he desahogado, le he contado todo a alguien y me entregado a esa persona en venganza de lo que vivo, mi cuerpo ha sucumbido al placer de otro tacto, de otros besos, llegué al éxtasis sin pensar en Hikaru, me olvidé de él en ese momento de pasión
¿Así es como se siente, Hikaru?
También te sientes así de sucio pero a la vez satisfecho? ¿Así de culpable te sientes al gozar estar en brazos ajenos? Porque así es como me siento: satisfecho, pleno, pero también culpable, sin embargo las otras sensaciones revasan a mis remordimientos y me muerdo los labios de lujuria, he descubierto este placer y aún así lo dejaré ir por ahora porque no quiero serte infiel de nuevo solo lo he hecho por satisfacción y curiosidad y aunque me ha encantado dejaré pasar esta oportunidad. Ah Hikaru, si supieras lo bien que tu hermano ama, lo satisfecho y amado que me he sentido en sus brazos.
Fue el segundo aniversario en el cuál me has dejado plantado, pero el primero en el he sido feliz y he obtenido lo que me merezco de felicidad.
Regreso a casa con una indescriptible sensación de saciedad y justicia, y al abrir la puerta me llevo la sorpresa de verte, estás dormido en el sofá, miro la hora en mi celular y puedo ver en mi pantalla el grado de tu preocupación llamadas y mensajes no vistos provocan una sonrisa en mí. No te doy aviso de mi llegada, y tampoco te invito a mi cama a dormir, no tomo una ducha ni me cambio de ropa.
Me despierta la alarma y al llegar a la cocina te veo de espaldas, no hay buenos días como siempre, pero notas mi llegada y no dudas en acercarte, mi interior se enciende, abrazame Hikaru, abrazame y siente mi escaso aroma. Cuando besas mi cuello y te aferras a mi me quedo quieto al igual que tu. ¿Lo has sentido? sientes eso, es el aroma de alguien más, está impregnado en mi piel.
Sé que sí, pues al separarte de mi sonríes también es como si todo estuviese bien. Como si eso fuese lo que tu quisieras.
"Nunca y nadie más" dices antes de darme un beso, y lloro al saber que la frase es para ambos.